¿Cuál fue la versión de Aristóteles?

Las opiniones de Aristóteles respecto a los orígenes de la filosofía – como respecto a muchas otras cuestiones – gozaron de indiscutido prestigio durante siglos y se dio por descontada su validez. A él debemos la tesis del surgimiento de la filosofía y la ciencia como resultado del ocio y la especulación, es decir, una vez cubiertas lo que él consideraba necesidades básicas de la vida.

Sostuvo que las matemáticas, como parte de "las ciencias no orientadas al placer ni a lo necesario", nacieron en Egipto "pues allí disfrutaba de ocio la casta sacerdotal" (Metafísica, I, 981b), y respecto a los primeros que filosofaron: "...si filosofaron para huir de la ignorancia, es claro que buscaban el saber en vista del conocimiento, y no por alguna utilidad. Y así lo atestigua lo ocurrido. Pues esta disciplina comenzó a buscarse cuando ya existían casi todas las cosas necesarias y las relativas al descanso y al ornato de la vida" (Metafísica, I, 982b).

Esta concepción sobre las condiciones necesarias para la sabiduría (sophia/sofía), unida a la valoración del conocimiento causal de los procesos, escindía con bastante claridad la teoría de la práctica: "...consideramos más sabios a los conocedores del arte que a los expertos, [...] porque unos saben la causa, y los otros no. Pues los expertos saben el qué, pero no el por qué. Aquéllos, en cambio, conocen el por qué y la causa. Por eso a los jefes de obras los consideramos en cada caso más valiosos, y pensamos que entienden más y son más sabios que los simples operarios, porque saben las causas de lo que se está haciendo..." (op. cit. 981a y b).

"El dominio de la teoría y el conocimiento de las causas" (982a) es, según Aristóteles, el criterio que ordena los saberes y los seres en una jerarquía, desde los "seres inanimados" a los hombres más sabios. "...el experto nos parece más sabio que los que tienen una sensación cualquiera, y el poseedor de un arte, más sabio que los expertos, y el jefe de una obra, más que un simple operario, y los conocimientos teóricos, más que los prácticos. Resulta, pues, evidente que la sabiduría es una ciencia sobre ciertos principios y causas" (op. cit. 981b-982a).

Esto implicó una desvalorización del trabajo manual y, como contrapartida, una valoración del conocimiento alejado de fines útiles, y tendió pues a justificar la separación de la filosofía y la ciencia del quehacer de la mayoría de los hombres.

¿Hasta qué punto la visión de Aristóteles está condicionada por las circunstancias sociales de su vida y época? Es posible corroborarla a la luz de los estudios posteriores, o por el contrario, debe ser cuestionada, y en todo caso explicada y delimitada en su alcance?

Más precisamente: si el surgimiento de la filosofía y la ciencia ocurrió en el siglo VI aC en Jonia, es necesario detenerse a analizar las particulares condiciones en que sucedió. Los llamados “presocráticos” – con toda la carga valorativa que esta denominación encierra – son una pieza clave en este develamiento.

 

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