¿Es la guerra el estado natural de los hombres? (Hobbes)
“Así
hallamos en la naturaleza del hombre tres causas principales de discordia. Primera,
la competencia; segunda, la desconfianza; tercera, la gloria.
La primera causa impulsa a los hombres a atacarse para lograr un beneficio;
la segunda, para lograr seguridad; la tercera, para ganar reputación.
La primera hace uso de la violencia para convertirse en dueña de las
personas, mujeres, niños y ganados de otros hombres; la segunda, para
defenderlos; la tercera recurre a la fuerza por motivos insignificantes, como
una palabra, una sonrisa, una opinión distinta, como cualquier otro signo
de subestimación, ya sea directamente en sus personas o de modo indirecto
en su descendencia, en sus amigos, en su nación, en su profesión
o en su apellido.
Con todo ello es manifiesto que durante el tiempo en que los hombres viven sin
un poder común que los atemorice a todos, se hallan en la condición
o estado que se denomina guerra; una guerra tal que es la de todos contra
todos. Porque la guerra no consiste solamente en batallar, en el acto
de luchar, sino que se da durante el lapso de tiempo en que la voluntad de luchar
se manifiesta de modo suficiente. Por ello la noción del tiempo debe
ser tenida en cuenta respecto a la naturaleza de la guerra, como respecto a
la naturaleza del clima. En efecto, así como la naturaleza del mal tiempo
no radica en uno o dos chubascos, sino en la propensión a llover durante
varios días, así la naturaleza de la guerra consiste no ya en
la lucha actual, sino en la disposición manifiesta a ella durante todo
el tiempo en que no hay seguridad de lo contrario. Todo el tiempo restante es
de paz.
Por consiguiente, todo aquello que es consustancial a un tiempo de guerra, durante
el cual cada hombre es enemigo de los demás, es natural también
en el tiempo en que los hombres viven sin otra seguridad que la que su propia
fuerza y su propia invención pueden proporcionarles. En una situación
semejante no existe oportunidad para la industria, ya que su fruto es incierto;
por consiguiente no hay cultivo de la tierra, ni navegación, ni uso de
los artículos que pueden ser importados por mar, ni construcciones confortables,
ni instrumentos para mover y remover las cosas que requieren mucha fuerza, ni
conocimiento de la faz de la tierra ni cómputo del tiempo, ni artes,
ni letras, ni sociedad; y lo que es peor de todo, existe continuo temor y peligro
de muerte violenta; y la vida del hombre es solitaria, pobre, tosca, embrutecida
y breve.”
[Hobbes, Thomas (Inglaterra, 1588-1679), Leviatán, Cap. XIII, De la condición natural del género humano en lo que concierne a su felicidad y su miseria.]
Peitho, la persuasión, en retirada.
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